Muchos de vosotros conoceréis a Kilian
Jornet. Kilian lleva unos años trabajando con la marca de productos y
materiales de Trail Salomon. En estos últimos años Kilian ha esto
protagonizando una serie de videos bajo el proyecto llamado “Summits of my life”
dirigidos por Sebastien Montaz-Rosset. Salomon quería promocionar sus productos
mientras kilian contaba su historia. Era una relación muy beneficiosa para
todos. Para la realización de estos mini-documentales contrataron a
Montaz-Rosset. Esta relación es de la que quería hablaros hoy.
Imaginemos cualquier historia
sobre un héroe. Del tipo que sea. Todas necesitan algo básico: Un narrador. Historias
sobre héroes hay multitud, grandes historias pero se recuerdan solo las que
fueron relatadas por aquellos que estaban a la altura de lo relatado.
Kilian Jornet es un deportista al
que se le rinden alabanzas a lo largo y ancho del planeta. Sus hazañas son
inenarrables. Es muy difícil explicar lo que hace. Muchas veces porque nadie lo
ha hecho antes o si lo ha hecho no lo ha hecho tan rápido. Bajo mi punto de
vista no es que sea el referente en el Trail Running si no que es quien está
sentando las bases del propio deporte para que crezca de modo que seguirá siendo
una referencia hasta la aparición de otro “monstruo”. El narrador de estas
historias es Sebastien Montaz-Rosset. El realizador es un
cineasta y guía de montaña especializado en realizar vídeos de deportes al aire
libre y aventura. Y es muy bueno haciendo lo que hace. Tiene un toque
publicitario interesante. Utiliza mucho el enfoque corto, el plano corto y las
grandes panorámicas aéreas en las que el paisaje engulle al protagonista. Técnicamente
es muy bueno y las ideas para narrar las historias vistas en los vídeos de
Salomon son dignas de admirar.
Su primera película juntos ya
esta estrenada. Se trata de “A fine line”. Según sus propias palabras : “la
película narra el primer año del nuevo proyecto Summits of my life que culminó
en la travesía del macizo del Mont Blanc, de sur a norte a través de una ruta
de escalada técnica. Las propias vivencias de Kilian, junto con detalles más
íntimos que nos cuentan familia y amigos, nos proporcionan una idea de la
persona que hay detrás de tantos logros extraordinarios.” “Summits of my life”
es un proyecto de 4 años en el que Kilian subirá y bajara lo más rápido que
pueda las cumbres más altas del planeta con intentos de récord previstos al
monte Elbrus y al Matterhorn/monte Cervino, e intentos de récord de velocidad
al Mont Blanc, al monte McKinley y al Aconcagua, que culminarán en una
expedición al techo del mundo, el monte Everest. Esto no es Trail. Es algo más.
Ambos han tenido suerte. Quijote
ha conocido a su Cervantes. Hamlet a su Shakespeare. Un narrador no tiene
trabajo si un héroe y un héroe no será recordado sin un relato a su altura. Se
han planteado una gran hazaña que esperemos nos depare una gran historia.
Recuerdo que al comienzo de mi
primera clase de la asignatura de Comunicación Audiovisual el profesor, Joaquín
Luna (crítico y especialista en cine español), nos pidió perdón a todos los
alumnos. Nos dijo que jamás volveríamos a disfrutar de una película o de una
serie de televisión de la misma manera que lo hacíamos en ese momento. Era algo
normal, los conocimientos harían que el análisis de lo que se ve y se escucha
se alza a un nivel superior. Es como ver un partido de rugby sin saber las
reglas y meses más tarde ver el mismo partido no solo conociendo las normas si
no entiendo de técnica y táctica. Es algo previsible.
Con Aaron Sorkin pasa algo
parecido. El problema de ver una serie o una película de Sorkin (creador de El ala oeste de la Casa Blanca y guionista
ganador del Oscar por The Social Network) Cuando ven en la pantalla algo
escrito por Sorkin lo reconoces, tiene un estilo, sus protagonistas tienen una
forma de expresarse superdotada. Y el problema es que después saborear la
perfección escrita el resto cae ante una posible comparación. Si bien en el Ala
Oeste de la Casa Blanca el presidente Bartlet era algo más que una referencia política
si no un faro para todos los que le rodeaban haciendo que la política pareciera
lo que podría ser y no es, en este caso, Newsroom, el protagonista, el periodista
Will McAvoy, es un avinagrado personaje que ofrece una de cal y una de arena
(al menos al comienzo de la serie).
Una muestra de ello es el
discurso con el que presenta la serie Sorkin. Pongámonos en situación. Un
guionista que ha creado y escrito una de las más aclamadas series de la
historia norteamericana, The West Wing, que gana un Oscar en 2010 y presenta su
nuevo proyecto. Una serie de televisión sobre un los entresijos de un espacio
de noticias. Y comienza el capitulo uno con este speech digno del mejor Bartlet…
Sorkin ha vuelto. Y deberíamos disfrutarlo.
Tras el discurso en la
universidad el capitulo rebaja un poco la tensión para elevar la intensidad
como una formula matemática, poco a poco, elevándose, pieza a pieza, dialogo a
dialogo, enfrentamiento a enfrentamiento, hasta la emisión en directo (que para
el que sabe lo que es eso es… un chute de adrenalina muy bien contado) para después
de todo, guiñar al capítulo piloto de su la serie que le dio la fama y dejar al
espectador descansar con una sonrisa.
Eso es Sorkin, un torbellino de
ideas, de historias, traveling que nos llevan saltando de dialogo en dialogo
mientras los personajes se cruza por los despachos de la Casa Blanca o el
Newsroom, personajes enamorados, rotos, inteligentes, idealistas, que nos
llevan a sitios donde no querríamos estar porque son responsables de decisiones
morales que no sabríamos como resolver para finalmente dejar la narración
descansar cada capítulo a la orilla de la publicidad, descansado tras una hora
de duro trabajo. Porque la intriga no es dejar al espectador en mitad de una
secuencia, la intriga es contarle lo que pasa, insinuarle lo que va a pasar y
que aun se sienta interesado. Eso es un arte y Sorkin es un maestro.
A veces sales a correr y no
tienes buenas sensaciones. Las piernas te pesan, tienes un agujero en el
estómago y la cabeza te dice que vuelvas a casa pero tú sigues. Te dices que
tan sólo sales a sudar un poco y continúas avanzando. Te pones una meta próxima,
cercana y la alcanzas. Por esa razón piensas que se puede llegar un poco más
lejos. Cuando estas lejos ya no quieres parar porque dar la vuelta allí sería
estropear un buen entreno y continúas. Se podría decir que cuando comenzaste no
sabías adonde ibas a ir. Tus piernas te han llevado donde ellas han querido.
Escribir un blog es similar.
Comienzas escribiendo un post sobre algo que te resulta interesante. Sobre algo
que te gusta. Y comienzas a preparar otro. En el proceso meditas que el lo
quieres hacer con tu blog. No lo tienes claro y descubres que da igual. Que lo
único que debes hacer es seguir escribiendo sobre lo que te gusta. Y eso es lo
que voy a hacer.
Por todo esto hoy damos un salto
a un lado, aunque sin dejar los análisis audiovisuales. Voy ha comentar una
serie de televisión que me ha dejado un notable sabor de boca: Homeland.
El argumento de Homeland es
relativamente sencillo. Un marine de los Estados Unidos es rescatado tras 8 años
de cautiverio en Afganistán y devuelto a una USA post 9/11. El motor de la
serie es descubrir si este soldado es un terrorista encubierto o un héroe de
guerra.
Una de las más importantes
particularidades reseñables de la serie es la verosimilitud (no realismo) que
aporta a la acción. Como nos podemos imaginar cada capítulo la trama se vuelve
más intrincada y las decisiones de los protagonistas son más inconcebibles pero
la estupenda labor del equipo de guionistas, el pulso en la dirección y un
elenco actoral que ya querría Hollywood resuelvan cada escena con una salida
razonable dentro de lo inabarcable de la situación.
Los bandazos del guión con
innumerables giros a lo largo de la primera temporada son impresionantes. Estos
cambios de rumbo en la historia te dejan boquiabierto, intrigado por saber
hacia donde se dirigirá la historia ahora. Si analizamos las temporadas por
separado, sabiendo que en Marzo de 2013 comienza a rodarse una tercera, la
primera es de una calidad dramática sobresaliente, algo difícilmente mejorable,
comparable a los guiones de “El Ala Oeste de la Casa Blanca” (en otra
tipología dramática). La segunda es diferente. No puede permitirse el lujo de
derrochar un giro de guión por capitulo y las sorpresas son menos
espectaculares y más parecidas a ases en la manga guardados para resolver
situaciones especificas.
Durante la primera temporada el
director de la mayoría de los capítulos importantes como los dos primeros, el
séptimo y el ultimo es Michael Cuesta (productor ejecutivo en el resto de la
serie). Cuesta maneja la intriga con facilidad y en los últimos capítulos (un
doble capitulo) “Marine Uno” coloca la cámara en las escenas de tensión
cerquísima del rostro de los actores logrando transmitir una agobiante
sensación. Es un efecto muy logrado soportado todo ello por las brillantes
actuaciones de Claire Danes y Damian Lewis. Estos actores demuestran a lo largo
de estos capítulos finales que se merecen todos los premios recibidos. La
verosimilitud en el extremismo de sus actuaciones es algo que se debe valorar
en su justa medida.
A esto hay que añadir el toque
musical de en el que el Jazz con lo que representa juega una parte fundamental
en los procesos de razonamiento y descubrimiento de los casos en la cabeza de
la protagonista. Se podría decir que la cabeza de Carrie funciona como una
buena melodía de Jazz en la que el ritmo es prioritario pero los bandazos melódicos
van moviendo la trama de un lado a otro.
Además de todo esto no me puedo
olvidar del papel del reconocido Mandy Patinkin como Saul Berenson, un
personaje torturado por la culpa y movido por la pasión y un amor escondido
incluso a la mirada del espectador. Y como me voy a olvidar de la brasileña
Morena Baccarin que interpreta a la mujer de Brody, Jessica. Papel complicado
en muchos capítulos y en el que la elegancia y la belleza de esta impresionante
mujer dejan a cualquiera sin otra reacción que la admiración.
Y acaba la primera temporada
dejando todo en el aire pero el mundo de Homeland ha cambiado. Los roles han
sido modificados. Todo está patas arriba. El motor de la historia ya no es el
mismo y eso afecta a la trama y la forma de afrontarla.
La segunda temporada comienza a
trompicones como si no supiera hacia dónde se dirige hasta que la historia gira
de nuevo, como una ruleta rusa en la que la victima de la serie cambia por
momentos, y todo vuelve a empezar. Una nueva historia, una nueva trama, nuevas
intrigas pero esta vez... todo multiplicado a la enésima potencia. Esto tiene
dos problemas. El primero es que ese nivel de enervamiento máximo no puede ser
soportado por la historia mucho tiempo. El segundo es que para solucionar esta
situación es necesario un clímax de envergadura. Y este es el gran problema de
esta serie. Su calidad. Es un gran producto. Grandes guionistas, grandes
directores, grandes actores y una producción made in Hollywood y eso significa
sólo una cosa: La gallina de los huevos de oro no se mata.
Esta es una historia que se
encamina a un clímax que no nos dejan tener. La serie se encamina a un punto en
el que todo termina teniendo sentido de forma atropellada y sin explicación
(todo lo contrario que en capítulos anteriores) y es en ese momento cuando el
circulo debe cerrarse pero... el dinero no nos deja... ese sistema de trilogías
estiradas, ese sistema de grandes producciones con secuelas eternizantes y sin
sentido... la rentabilidad del producto nos deja sin nuestro clímax. Sufrimos
un gatillazo narrativo impresionante y esa frustración hace que la serie
parezca peor de lo que es. No recordamos la construcción de personajes, los
giros de guión, el descenso a los infiernos de los personajes y su
rehabilitación, la verosimilitud del conjunto, el carisma de cada uno de los
secundarios... todo a la basura por una temporada más. 12 capítulos que me
planteo muy seriamente ver. Después de todo yo ya tengo el final alternativo
montado en mi cabeza. Es destructivo, es esperanzador, es purificador y limpio,
es duro y real. Es un clímax. Con música de clímax, con lágrimas de clímax, con
sonrisas de clímax, con tragedias de clímax... me deben mi clímax, esa es la
única razón para ver la tercera temporada.
Como yo no quiero dejaros sin un
climax os dejo un clip musical que los que vean la serie recordaran y entenderán
su significado: Everybody knows del maestro Leonard Cohen.
Tras el análisis de la escena del
ataque del Tiburón en Jaws no quería que el nivel descendiese por esa razón
decidí centrarme en alguno de mis directores favoritos. Y fue echando la mirada
atrás cuando me di cuenta de que es la generación de grandes directores de las
décadas 60 y 70 del cine en USA los que más me llenan y los que más me han
frustrado. Todos ellos han realizado obras maestras y han llevado a la pantalla
proyectos inclasificables. Brian de Palma, Scorssese, Spielberg, George Lucas y
Coppola formaron una grupo de directores que además de realizar películas taquilleras
eran mucho más que eso y en cada uno de los film hay alguna escena que
recordar. Todos tenemos nuestras favoritas. Hoy analizamos un otro clásico de
Coppola: El Padrino.
The Godfather es uno de esos
clásicos que merece la pena revisar una y otra vez. En cada visionado
encontraremos nuevos detalles, nuevos gestos, guiños, sensaciones y mensajes
del director. Una de mis escenas favoritas es la inicial aunque su análisis no
deja de ser la presentación de personaje más perfecta de la historia del cine.
Otra de las que más me gustan es el montaje de la secuencia de escenas del
bautismo del hijo Michael y el final del film pero he decidido analizar otra
escena ya que me parece más importante en lo que se refiere a usos
cinematográficos, la historia (aquí termina una película y empieza otra), la
magnífica actuación de Pacino y todo lo que rodea a esta la escena en la que
Michael Corleone asesina a Sollozzo.
La es cena se desarrolla en un
restaurante italiano. Se trata de una reunión para alcanzar la paz tras el intento
de Sollozzo de asesinato al padre de Michael (The Godfather). En la reunión
también se encuentra McCluskey, un Capitán de policía corrupto (que en una
escena anterior golpeo y desfiguro al joven Corleone).
Vemos a los tres personajes
sentados en la mesa con Michael y Sollozzo enfrentados y observándose mientras
el Capitán de policía se prepara para comer, tranquilamente. La tensión se
palpa mientras el camarero intenta abrir la botella de vino. Después Sollozzo
le pide permiso a McCluskey para hablar en italiano con Corleone y comienza a
hablar. En The Godfather ha numerosas escenas en las que los personajes hablan
en italiano (hablo siempre de la V.O., en las versiones dobladas estos detalles
a veces se pierden) y esta es la única escena en la que lo que el director no subtitula
la lengua italiana. La audiencia debe hacer un esfuerzo por entender lo que
están tramando. Es una elección del director que quiere poner el acento en esta
escena y que el espectador preste una atención superior. La tensión crece al no
saber que están diciendo.
La conversación continua mientras
el director se aleja con dos planos contrapuestos de la misma para ofrecernos
el plano general del restaurante justo antes de que Pacino, ante la falta de
vocabulario en lengua italiana tenga que devolver la conversación al Ingles
original.
Tras esto Michael pide ir al baño
donde tiene un arma escondida y Sollozzo le vuelve a cachear. Es en este
momento cuando oímos al tren elevado por primera vez en la escena. Es un sonido
fuera de plano. Michael busca el arma y por un instante parece que no la encuentra
y para alargar la tensión el director introduce un plano de la mesa en la que
espera Sollozzo y el Capitán. Volvemos a Michael que finalmente encuentra el
arma y se prepara para lo que va a hacer. Entonces aparece de nuevo el sonido
del ferrocarril.
El personaje de Pacino vuelve al
comedor y no hace lo que le han ordenado (disparar a quemarropa y largarse),
aguanta de pie, ambos “contendientes” le miran desde la mesa, el aguanta la
postura y se acerca, se sienta y Sollozo comienza a hablar en italiano.
Llegamos al clímax. Se cuenta que
el equipo de casting no confiaba demasiado en las dotes interpretativas de
Pacino para este tipo de personaje pero que al llegar a esta escena enmudeció a
todo el equipo de rodaje. Su trabajo es espectacular. En esta escena podemos
recrearnos en sus gestos, en sus miradas mientras la cámara de Coppola se
acerca con un travelling muy lento y el sonido de un tren frenando inunda de
ruido la escena.
Y los dos asesinatos se suceden.
Hay un curioso contra plano tras el segundo disparo al Capitán de policía en el
que Pacino parece sorprenderse, al igual que la audiencia, de la crudeza de la
muerte de ese personaje.
Pacino se gira, coge el abrigo y
se encamina a la puerta con la pistola en la mano. En la escena anterior le han
insistido una y otra vez que disparase y tirase la pistola. Antes de salir de
plano, Michael en un gesto extraño tira el arma y es en ese momento cuando
comienza la música de El Padrino. Es de hecho su primera acción como el nuevo
Padrino pero eso él ni nadie lo sabe aun.
Esta una de las escenas del film
y una de las grandes de la historia del cine. La leyenda de Al Pacino comienza
aquí y perdura con actuaciones en esta saga y en otras grandes historias.
El ruido, el idioma desconocido y
la capacidad actoral de Pacino son las características más importantes de la
escena en la que el director no se deja hace notar colocando la cámara tras los
personajes a los que habla el interlocutor en el plano-contraplanoy con planos generales tirados por encima de
la línea de visión. Una magnifica muestra de saber hacer y manejo de las
técnicas narrativas audiovisuales.