martes, 15 de enero de 2013

Kilian Jornet y su Cervantes



Muchos de vosotros conoceréis a Kilian Jornet. Kilian lleva unos años trabajando con la marca de productos y materiales de Trail Salomon. En estos últimos años Kilian ha esto protagonizando una serie de videos bajo el proyecto llamado “Summits of my life” dirigidos por Sebastien Montaz-Rosset. Salomon quería promocionar sus productos mientras kilian contaba su historia. Era una relación muy beneficiosa para todos. Para la realización de estos mini-documentales contrataron a Montaz-Rosset. Esta relación es de la que quería hablaros hoy.



Imaginemos cualquier historia sobre un héroe. Del tipo que sea. Todas necesitan algo básico: Un narrador. Historias sobre héroes hay multitud, grandes historias pero se recuerdan solo las que fueron relatadas por aquellos que estaban a la altura de lo relatado.

Kilian Jornet es un deportista al que se le rinden alabanzas a lo largo y ancho del planeta. Sus hazañas son inenarrables. Es muy difícil explicar lo que hace. Muchas veces porque nadie lo ha hecho antes o si lo ha hecho no lo ha hecho tan rápido. Bajo mi punto de vista no es que sea el referente en el Trail Running si no que es quien está sentando las bases del propio deporte para que crezca de modo que seguirá siendo una referencia hasta la aparición de otro “monstruo”. El narrador de estas historias es Sebastien Montaz-Rosset. El realizador es un cineasta y guía de montaña especializado en realizar vídeos de deportes al aire libre y aventura. Y es muy bueno haciendo lo que hace. Tiene un toque publicitario interesante. Utiliza mucho el enfoque corto, el plano corto y las grandes panorámicas aéreas en las que el paisaje engulle al protagonista. Técnicamente es muy bueno y las ideas para narrar las historias vistas en los vídeos de Salomon son dignas de admirar. 
 

Su primera película juntos ya esta estrenada. Se trata de “A fine line”. Según sus propias palabras : “la película narra el primer año del nuevo proyecto Summits of my life que culminó en la travesía del macizo del Mont Blanc, de sur a norte a través de una ruta de escalada técnica. Las propias vivencias de Kilian, junto con detalles más íntimos que nos cuentan familia y amigos, nos proporcionan una idea de la persona que hay detrás de tantos logros extraordinarios.” “Summits of my life” es un proyecto de 4 años en el que Kilian subirá y bajara lo más rápido que pueda las cumbres más altas del planeta con intentos de récord previstos al monte Elbrus y al Matterhorn/monte Cervino, e intentos de récord de velocidad al Mont Blanc, al monte McKinley y al Aconcagua, que culminarán en una expedición al techo del mundo, el monte Everest. Esto no es Trail. Es algo más.

Este es el tráiler del primer film.


Y cuando digo que Sebastien Montaz-Rosset es un excelente narrador, un excelente cámara y un montador con ritmo me refiero a esto:


Ambos han tenido suerte. Quijote ha conocido a su Cervantes. Hamlet a su Shakespeare. Un narrador no tiene trabajo si un héroe y un héroe no será recordado sin un relato a su altura. Se han planteado una gran hazaña que esperemos nos depare una gran historia. 

viernes, 11 de enero de 2013

Newsroom. Sorkin vuelve a lo grande.



Recuerdo que al comienzo de mi primera clase de la asignatura de Comunicación Audiovisual el profesor, Joaquín Luna (crítico y especialista en cine español), nos pidió perdón a todos los alumnos. Nos dijo que jamás volveríamos a disfrutar de una película o de una serie de televisión de la misma manera que lo hacíamos en ese momento. Era algo normal, los conocimientos harían que el análisis de lo que se ve y se escucha se alza a un nivel superior. Es como ver un partido de rugby sin saber las reglas y meses más tarde ver el mismo partido no solo conociendo las normas si no entiendo de técnica y táctica. Es algo previsible.


Con Aaron Sorkin pasa algo parecido. El problema de ver una serie o una película de Sorkin (creador de  El ala oeste de la Casa Blanca y guionista ganador del Oscar por The Social Network) Cuando ven en la pantalla algo escrito por Sorkin lo reconoces, tiene un estilo, sus protagonistas tienen una forma de expresarse superdotada. Y el problema es que después saborear la perfección escrita el resto cae ante una posible comparación. Si bien en el Ala Oeste de la Casa Blanca el presidente Bartlet era algo más que una referencia política si no un faro para todos los que le rodeaban haciendo que la política pareciera lo que podría ser y no es, en este caso, Newsroom, el protagonista, el periodista Will McAvoy, es un avinagrado personaje que ofrece una de cal y una de arena (al menos al comienzo de la serie). 



Una muestra de ello es el discurso con el que presenta la serie Sorkin. Pongámonos en situación. Un guionista que ha creado y escrito una de las más aclamadas series de la historia norteamericana, The West Wing, que gana un Oscar en 2010 y presenta su nuevo proyecto. Una serie de televisión sobre un los entresijos de un espacio de noticias. Y comienza el capitulo uno con este speech digno del mejor Bartlet… Sorkin ha vuelto. Y deberíamos disfrutarlo.


Tras el discurso en la universidad el capitulo rebaja un poco la tensión para elevar la intensidad como una formula matemática, poco a poco, elevándose, pieza a pieza, dialogo a dialogo, enfrentamiento a enfrentamiento, hasta la emisión en directo (que para el que sabe lo que es eso es… un chute de adrenalina muy bien contado) para después de todo, guiñar al capítulo piloto de su la serie que le dio la fama y dejar al espectador descansar con una sonrisa. 



Eso es Sorkin, un torbellino de ideas, de historias, traveling que nos llevan saltando de dialogo en dialogo mientras los personajes se cruza por los despachos de la Casa Blanca o el Newsroom, personajes enamorados, rotos, inteligentes, idealistas, que nos llevan a sitios donde no querríamos estar porque son responsables de decisiones morales que no sabríamos como resolver para finalmente dejar la narración descansar cada capítulo a la orilla de la publicidad, descansado tras una hora de duro trabajo. Porque la intriga no es dejar al espectador en mitad de una secuencia, la intriga es contarle lo que pasa, insinuarle lo que va a pasar y que aun se sienta interesado. Eso es un arte y Sorkin es un maestro. 

jueves, 10 de enero de 2013

Homeland o cómo el dinero me ha quitado mi climax



A veces sales a correr y no tienes buenas sensaciones. Las piernas te pesan, tienes un agujero en el estómago y la cabeza te dice que vuelvas a casa pero tú sigues. Te dices que tan sólo sales a sudar un poco y continúas avanzando. Te pones una meta próxima, cercana y la alcanzas. Por esa razón piensas que se puede llegar un poco más lejos. Cuando estas lejos ya no quieres parar porque dar la vuelta allí sería estropear un buen entreno y continúas. Se podría decir que cuando comenzaste no sabías adonde ibas a ir. Tus piernas te han llevado donde ellas han querido.

 
Escribir un blog es similar. Comienzas escribiendo un post sobre algo que te resulta interesante. Sobre algo que te gusta. Y comienzas a preparar otro. En el proceso meditas que el lo quieres hacer con tu blog. No lo tienes claro y descubres que da igual. Que lo único que debes hacer es seguir escribiendo sobre lo que te gusta. Y eso es lo que voy a hacer.

Por todo esto hoy damos un salto a un lado, aunque sin dejar los análisis audiovisuales. Voy ha comentar una serie de televisión que me ha dejado un notable sabor de boca: Homeland.


El argumento de Homeland es relativamente sencillo. Un marine de los Estados Unidos es rescatado tras 8 años de cautiverio en Afganistán y devuelto a una USA post 9/11. El motor de la serie es descubrir si este soldado es un terrorista encubierto o un héroe de guerra.

Una de las más importantes particularidades reseñables de la serie es la verosimilitud (no realismo) que aporta a la acción. Como nos podemos imaginar cada capítulo la trama se vuelve más intrincada y las decisiones de los protagonistas son más inconcebibles pero la estupenda labor del equipo de guionistas, el pulso en la dirección y un elenco actoral que ya querría Hollywood resuelvan cada escena con una salida razonable dentro de lo inabarcable de la situación.


Los bandazos del guión con innumerables giros a lo largo de la primera temporada son impresionantes. Estos cambios de rumbo en la historia te dejan boquiabierto, intrigado por saber hacia donde se dirigirá la historia ahora. Si analizamos las temporadas por separado, sabiendo que en Marzo de 2013 comienza a rodarse una tercera, la primera es de una calidad dramática sobresaliente, algo difícilmente mejorable, comparable a los guiones de “El Ala Oeste de la Casa Blanca” (en otra tipología dramática). La segunda es diferente. No puede permitirse el lujo de derrochar un giro de guión por capitulo y las sorpresas son menos espectaculares y más parecidas a ases en la manga guardados para resolver situaciones especificas.


Durante la primera temporada el director de la mayoría de los capítulos importantes como los dos primeros, el séptimo y el ultimo es Michael Cuesta (productor ejecutivo en el resto de la serie). Cuesta maneja la intriga con facilidad y en los últimos capítulos (un doble capitulo) “Marine Uno” coloca la cámara en las escenas de tensión cerquísima del rostro de los actores logrando transmitir una agobiante sensación. Es un efecto muy logrado soportado todo ello por las brillantes actuaciones de Claire Danes y Damian Lewis. Estos actores demuestran a lo largo de estos capítulos finales que se merecen todos los premios recibidos. La verosimilitud en el extremismo de sus actuaciones es algo que se debe valorar en su justa medida.

A esto hay que añadir el toque musical de en el que el Jazz con lo que representa juega una parte fundamental en los procesos de razonamiento y descubrimiento de los casos en la cabeza de la protagonista. Se podría decir que la cabeza de Carrie funciona como una buena melodía de Jazz en la que el ritmo es prioritario pero los bandazos melódicos van moviendo la trama de un lado a otro.


Además de todo esto no me puedo olvidar del papel del reconocido Mandy Patinkin como Saul Berenson, un personaje torturado por la culpa y movido por la pasión y un amor escondido incluso a la mirada del espectador. Y como me voy a olvidar de la brasileña Morena Baccarin que interpreta a la mujer de Brody, Jessica. Papel complicado en muchos capítulos y en el que la elegancia y la belleza de esta impresionante mujer dejan a cualquiera sin otra reacción que la admiración.

 
Y acaba la primera temporada dejando todo en el aire pero el mundo de Homeland ha cambiado. Los roles han sido modificados. Todo está patas arriba. El motor de la historia ya no es el mismo y eso afecta a la trama y la forma de afrontarla.  

La segunda temporada comienza a trompicones como si no supiera hacia dónde se dirige hasta que la historia gira de nuevo, como una ruleta rusa en la que la victima de la serie cambia por momentos, y todo vuelve a empezar. Una nueva historia, una nueva trama, nuevas intrigas pero esta vez... todo multiplicado a la enésima potencia. Esto tiene dos problemas. El primero es que ese nivel de enervamiento máximo no puede ser soportado por la historia mucho tiempo. El segundo es que para solucionar esta situación es necesario un clímax de envergadura. Y este es el gran problema de esta serie. Su calidad. Es un gran producto. Grandes guionistas, grandes directores, grandes actores y una producción made in Hollywood y eso significa sólo una cosa: La gallina de los huevos de oro no se mata.

 
Esta es una historia que se encamina a un clímax que no nos dejan tener. La serie se encamina a un punto en el que todo termina teniendo sentido de forma atropellada y sin explicación (todo lo contrario que en capítulos anteriores) y es en ese momento cuando el circulo debe cerrarse pero... el dinero no nos deja... ese sistema de trilogías estiradas, ese sistema de grandes producciones con secuelas eternizantes y sin sentido... la rentabilidad del producto nos deja sin nuestro clímax. Sufrimos un gatillazo narrativo impresionante y esa frustración hace que la serie parezca peor de lo que es. No recordamos la construcción de personajes, los giros de guión, el descenso a los infiernos de los personajes y su rehabilitación, la verosimilitud del conjunto, el carisma de cada uno de los secundarios... todo a la basura por una temporada más. 12 capítulos que me planteo muy seriamente ver. Después de todo yo ya tengo el final alternativo montado en mi cabeza. Es destructivo, es esperanzador, es purificador y limpio, es duro y real. Es un clímax. Con música de clímax, con lágrimas de clímax, con sonrisas de clímax, con tragedias de clímax... me deben mi clímax, esa es la única razón para ver la tercera temporada. 

Como yo no quiero dejaros sin un climax os dejo un clip musical que los que vean la serie recordaran y entenderán su significado: Everybody knows del maestro Leonard Cohen.



 

lunes, 7 de enero de 2013

El italiano y el ruido. Como tensionar a la audiencia o la escena del asesinato a Sollozzo.



Tras el análisis de la escena del ataque del Tiburón en Jaws no quería que el nivel descendiese por esa razón decidí centrarme en alguno de mis directores favoritos. Y fue echando la mirada atrás cuando me di cuenta de que es la generación de grandes directores de las décadas 60 y 70 del cine en USA los que más me llenan y los que más me han frustrado. Todos ellos han realizado obras maestras y han llevado a la pantalla proyectos inclasificables. Brian de Palma, Scorssese, Spielberg, George Lucas y Coppola formaron una grupo de directores que además de realizar películas taquilleras eran mucho más que eso y en cada uno de los film hay alguna escena que recordar. Todos tenemos nuestras favoritas. Hoy analizamos un otro clásico de Coppola: El Padrino. 


The Godfather es uno de esos clásicos que merece la pena revisar una y otra vez. En cada visionado encontraremos nuevos detalles, nuevos gestos, guiños, sensaciones y mensajes del director. Una de mis escenas favoritas es la inicial aunque su análisis no deja de ser la presentación de personaje más perfecta de la historia del cine. Otra de las que más me gustan es el montaje de la secuencia de escenas del bautismo del hijo Michael y el final del film pero he decidido analizar otra escena ya que me parece más importante en lo que se refiere a usos cinematográficos, la historia (aquí termina una película y empieza otra), la magnífica actuación de Pacino y todo lo que rodea a esta la escena en la que Michael Corleone asesina a Sollozzo.

La es cena se desarrolla en un restaurante italiano. Se trata de una reunión para alcanzar la paz tras el intento de Sollozzo de asesinato al padre de Michael (The Godfather). En la reunión también se encuentra McCluskey, un Capitán de policía corrupto (que en una escena anterior golpeo y desfiguro al joven Corleone).


Vemos a los tres personajes sentados en la mesa con Michael y Sollozzo enfrentados y observándose mientras el Capitán de policía se prepara para comer, tranquilamente. La tensión se palpa mientras el camarero intenta abrir la botella de vino. Después Sollozzo le pide permiso a McCluskey para hablar en italiano con Corleone y comienza a hablar. En The Godfather ha numerosas escenas en las que los personajes hablan en italiano (hablo siempre de la V.O., en las versiones dobladas estos detalles a veces se pierden) y esta es la única escena en la que lo que el director no subtitula la lengua italiana. La audiencia debe hacer un esfuerzo por entender lo que están tramando. Es una elección del director que quiere poner el acento en esta escena y que el espectador preste una atención superior. La tensión crece al no saber que están diciendo. 


La conversación continua mientras el director se aleja con dos planos contrapuestos de la misma para ofrecernos el plano general del restaurante justo antes de que Pacino, ante la falta de vocabulario en lengua italiana tenga que devolver la conversación al Ingles original. 


Tras esto Michael pide ir al baño donde tiene un arma escondida y Sollozzo le vuelve a cachear. Es en este momento cuando oímos al tren elevado por primera vez en la escena. Es un sonido fuera de plano. Michael busca el arma y por un instante parece que no la encuentra y para alargar la tensión el director introduce un plano de la mesa en la que espera Sollozzo y el Capitán. Volvemos a Michael que finalmente encuentra el arma y se prepara para lo que va a hacer. Entonces aparece de nuevo el sonido del ferrocarril. 


El personaje de Pacino vuelve al comedor y no hace lo que le han ordenado (disparar a quemarropa y largarse), aguanta de pie, ambos “contendientes” le miran desde la mesa, el aguanta la postura y se acerca, se sienta y Sollozo comienza a hablar en italiano.

Llegamos al clímax. Se cuenta que el equipo de casting no confiaba demasiado en las dotes interpretativas de Pacino para este tipo de personaje pero que al llegar a esta escena enmudeció a todo el equipo de rodaje. Su trabajo es espectacular. En esta escena podemos recrearnos en sus gestos, en sus miradas mientras la cámara de Coppola se acerca con un travelling muy lento y el sonido de un tren frenando inunda de ruido la escena. 

Y los dos asesinatos se suceden. Hay un curioso contra plano tras el segundo disparo al Capitán de policía en el que Pacino parece sorprenderse, al igual que la audiencia, de la crudeza de la muerte de ese personaje.
Pacino se gira, coge el abrigo y se encamina a la puerta con la pistola en la mano. En la escena anterior le han insistido una y otra vez que disparase y tirase la pistola. Antes de salir de plano, Michael en un gesto extraño tira el arma y es en ese momento cuando comienza la música de El Padrino. Es de hecho su primera acción como el nuevo Padrino pero eso él ni nadie lo sabe aun.


Esta una de las escenas del film y una de las grandes de la historia del cine. La leyenda de Al Pacino comienza aquí y perdura con actuaciones en esta saga y en otras grandes historias. 

El ruido, el idioma desconocido y la capacidad actoral de Pacino son las características más importantes de la escena en la que el director no se deja hace notar colocando la cámara tras los personajes a los que habla el interlocutor en el plano-contraplano  y con planos generales tirados por encima de la línea de visión. Una magnifica muestra de saber hacer y manejo de las técnicas narrativas audiovisuales.